China y Estados Unidos volvieron a discutir debido al origen del SARS-Cov-2, el virus que provoca la enfermedad COVID-19. El desacuerdo se debió a que servicios de Inteligencia estadounidense acusaron que la pandemia comenzó en el laboratorio de virología de Wuhan. Si no fuese suficiente, estas declaraciones coincidieron con el día en que los dos países retomaron unas estancadas negociaciones comerciales.

La embajada china en Estados Unidos acusó de "manipulación política" a "quienes refuercen la teoría del laboratorio"; puesto que el presidente Joe Biden pidió "redoblar esfuerzos" para dar con los orígenes del virus. Los servicios de Inteligencia estadounidenses contemplan dos escenarios "probables": que el virus surgiera del contacto humano con un animal infectado, o de un accidente de laboratorio.

Esta alusión no ha sentado nada bien a China. Tras las declaraciones, el canciller chino Zhao Lijian acusó a la Inteligencia estadounidense de no tener "ninguna credibilidad". "Estados Unidos lo que tiene que hacer es seguir los pasos de China y permitir, de la mano de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una investigación transparente sobre el origen de la pandemia en su territorio". Según China, "politizar" este asunto creará obstáculos en próximas investigaciones sobre el virus. Además, este tipo de declaraciones enturbian relaciones entre las dos potencias.

Estas declaraciones sobre el origen del virus no impidieron que los dos países retomaran contacto, vía telefónica, para avanzar en sus negociaciones comerciales. Es la primera vez que esto ocurre desde que Joe Biden fue investido como presidente en enero. La conversación corrió a cargo del viceprimer ministro Liu He, y la representante comercial estadounidense Katherine Tai. El Ministerio de Comercio de China en un comunicado afirmó que durante la llamada "ambas partes mantuvieron intercambios sinceros, pragmáticos y constructivos".