Es común no saber diferenciar la gripe estacional de la variante Ómicron del COVID-19, pues esta última suele presentar síntomas que las hacen similares. Dolor de garganta, estornudos y secreción nasal son afines a ambas enfermedades y cada vez más frecuentes entre los pacientes con COVID-19; mientras que la fiebre, tos y pérdida del gusto o del olfato son síntomas que se presentan menos.

La única manera de corroborar si se padece gripe o, en cambio, si se contrajo la variante Ómicron es por medio de una prueba PCR. Se pueden, eso sí, identificar algunas características de esta enfermedad que nos den indicios de su presencia.

La variante tiene una forma particular de actuar en nuestro organismo que la hace distinta del resto de su tipo. Por lo general, el SARS-CoV-2, y variantes como la Delta, suelen alojarse principalmente en las fosas nasales. Sin embargo, en la revista MedRxiv se publicó un estudio en el que se determinó que Ómicron podría infectar la garganta antes que la nariz.

Los pacientes contagiados con esta variante suelen presentar picazón en la garganta, posteriormente congestión nasal, tos seca y dolores corporales; la fiebre no siempre es un síntoma, mientras que la gripe sí la presenta. En general, la variante Ómicron, que se caracteriza por provocar una enfermedad más leve, sobre todo si se cuenta con un esquema de vacunación completo contra el COVID-19.