En una casa de Atizapán, Estado de México, una clínica vendió vacunas contra COVID-19 en 150 dólares. Con estas vacunaron principalmente a menores de edad; aseguraban que se trataban de dosis de Pfizer, Johnson & Johnson y Moderna, provenientes de Texas, Estados Unidos.

Según versiones de los involucrados, la cita se realizaba mediante redes sociales, mediante un depósito de 50 dólares; posteriormente, ya en el lugar, elegían la dosis de su elección, y pagaban otros 100 dólares. En total, las personas pagaban unos 3,116 pesos. Este centro de vacunación operó de forma clandestina durante tres días, durante lo que vacunó a una gran cantidad de personas. Sin embargo, la de Atizapán, no es la única clínica clandestina de la que se tiene registro. Se han identificado otras en San Luis Potosí y Aguascalientes que estuvieron operando el 15 y 17 de enero, respectivamente.

La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) acudió a la clínica clandestina en Atizapán. Sin embargo, la casa en la que operaban ya estaba vacía cuando llegaron. El dueño de la vivienda aseguró que la rentó a un amigo.

En un comunicado, la Cofepris alertó los riesgos de recibir una vacuna sin que se tenga información sobre su procedencia, fabricación, almacenamiento o caducidad. “Cualquier producto comercializado como vacuna COVID-19, sin importar su empaque, marca o ubicación, constituye un fraude y es riesgoso a la salud por ser de dudosa procedencia”. Pidieron a las personas que se aplicaron estas vacunas que reporten reacciones adversas o molestias al correo farmacovigilancia@cofepris.gob.mx; en la descripción debe constar la palabra “clandestina”.