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Opinión

Señor chavolla...

Señor chavolla...
Por: Jorge Carrión
En el marco de sus festejos por los 25 años como obispo Francisco Javier Chavolla Ramos, dentro de su homilía discursiva acusó de manera abierta que la prensa y los periodistas con su trabajo alteran la realidad, que difunden cosas que son distintas o que en su defecto no son y que en su empeño de vender engañando al pueblo.

Si bien la relación en los últimos tiempos entre el jerarca católico de la ciudad de Toluca y el gremio periodístico no es miel sobre hojuelas, también es cierto que esto se debe a que no existe una apreciación completa u homogénea de la realidad por parte de quienes se dicen enarbolar los intereses religiosos de los católicos de la ciudad capital, a partir de dos temas fundamentales: los matrimonios entre personas del mismo sexo y el código de vestimenta que debe adoptar una persona sea católica o no al asistir a la catedral.

Siendo respetuosos de todo tipo de credos y creencias, considero que todos tenemos que abonar en la construcción de la coexistencia social, de la cual estemos de acuerdo o no, somos todos corresponsables en la edificación de ella. Tendríamos que empezar por distinguir que existen temas o asuntos que son propios del estado y otros más que son propios de las instituciones religiosas, en otras palabras, no podemos mezclar ni interferir en unos, ni en otros. Este sencillo principio, de inicio deberíamos de entenderlo todos.

Señor Chavolla, la realidad social no se distorsiona y mucho menos para venderla, por el contrario se intenta contextualizar a partir del cúmulo de actores sociales que en ella intervienen, e incluso reconociendo a todos aquellos actores que representan a minorías que reclaman derechos y oportunidades ante los cuales el Estado no puede hacer caso omiso, de hacerlo entonces estaríamos distorsionando todos la realidad.

Porque no mejor, a partir del entendimiento de no interferir en asuntos que no son propios de nuestra naturaleza, nos ocupamos de intentar corregir todos aquellos que nos atañen y que dicho sea de paso, son bastantes y han ocasionado el descrédito de la institución que usted encabeza, al menos en estos lares del Estado.

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