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Libros de texto sin pasar la prueba, aseguran que ya están hechos

Libros de texto sin pasar la prueba, aseguran que ya están hechos
La SEP pretende reelaborar 18 libros de texto de primaria para ser utilizados en el próximo ciclo escolar.
Ante la apresurada convocatoria para rediseñar los libros de texto gratuito, Irma Fuenlabrada lanza la hipótesis de que en realidad ya están hechos por un grupo de autores y la convocatoria abierta no es sino un andamiaje para poder decir que fueron elaborados por los propios maestros.

"Simplemente porque en tan poco tiempo no pueden producir tantos títulos", dice la investigadora del Departamento de Investigaciones Educativas (DIE) del Cinvestav. "Pero es importante que esto saliera como 'de los maestros ', que llevaran la firma de los maestros".

La SEP pretende reelaborar 18 libros de texto de primaria para ser utilizados en el próximo ciclo escolar.

En la convocatoria para el rediseño, la SEP llamó a docentes normalistas, investigadores universitarios, becarios del Conacyt con posgrado, Consejos Técnicos Escolares, maestros, bibliotecarios, directivos y comunidades educativas de escuelas públicas y privadas, así como a profesores jubilados.

Con la idea de formar 12 equipos de trabajo y sin ninguna remuneración a cambio, tan solo una "constancia por sus materiales didácticos con valor curricular".

Fuenlabrada plantea que, en ese maremágnum de autores, a un maestro participante le resultará imposible identificar qué hizo cada quien; además, cada coordinador tendría derecho a seleccionar qué incluir en el armado de los libros.

Con experiencia en la elaboración de libros de texto, la investigadora del DIE publicó un demoledor artículo en la revista Nexos en abril pasado donde criticó tanto el liderazgo en la SEP de Delfina Gómez como este tipo de convocatorias colectivas, que "ya se han hecho y no les ha ido nada bien".

Cita el caso de Fernando González, yerno de Elba Esther Gordillo, que como subsecretario de Educación Básica convocó a docentes para hacerse cargo. Aquello "terminó siendo un gran circo político que derivó en unos muy cuestionados libros", escribió Fuenlabrada.

Auguraba en ese artículo que con el "arrejunte" de unos 200 autores en cada uno de los 12 grupos de trabajo, bajo la dirección de no se sabe quién, a la par de la convocatoria a diseñadores e ilustradores hecha por Marx Arriaga, "de publicarse esos nuevos libros, el desastre y el retroceso serán mayúsculos".

Después de publicar ese artículo, a Fuenlabrada le pareció una misión imposible sacar los libros en tan poco tiempo y con tanta gente, de ahí su hipótesis de que si se publican los textos habrían sido elaborados por otro grupo de autores.

Subraya que no hay ningún plan ni programas de estudio que sean referentes para elaborar los libros que, se supone, les serían entregado a los maestros durante el curso.

"Supe de algunos maestros que entraron y después salieron que me comentaron que no se entendía absolutamente nada. Y me dije es que tampoco se necesita que entiendan algo, lo que se necesita son sus nombres", expone.

Algo ad-hoc para poder decir que eso es lo que los maestros quieren que se enseñe, añade.

"Se supone que el 18 de mayo entraban a imprenta, si no entran a imprenta y en tal cantidad, no están listos para el ciclo escolar", advierte.

De acuerdo con fuentes educativas, será hasta finales de este mes cuando comience la impresión.

'No pueden ser instrumentos ideológicos'

En una sociedad dividida y polarizada resulta difícil alcanzar un consenso alrededor de los libros de texto gratuito, pero no pueden ser un instrumento ideológico, advierte Sylvia Schmelkes.

Ante la convocatoria abierta emitida por la SEP, la ex titular del Instituto Nacional de la Evaluación Educativa (INEE) plantea que son los especialistas quienes deben definir los contenidos y trabajar de la mano de docentes y pedagogos.

"Los contenidos hay que encargárselos a los especialistas porque ellos son los que pueden estar por encima de estas divisiones que tenemos ahora y a lo que justamente conducen es a dudar un poco de si no se está utilizando el libro de texto como un instrumento ideológico", opina Schmelkes.

Insiste en que los especialistas con la autoridad académica, intelectual y moral suficientes son quienes pueden estar por encima de tales divisiones. "¿Y si no está en manos de especialistas, en manos de quiénes están y qué les va a interesar poner en un libro de texto?", cuestiona.

Schmelkes es contundente en cuanto a que los textos trascienden una administración, las grandes reformas a los libros tienden a darse cada 20 años, aunque se van modificando.

"Es algo que trasciende una administración, no pueden ser instrumentos ideológicos, eso es una aberración", subraya.

Observa que el rediseño en marcha no se deriva de una reforma curricular, como suele ocurrir.

"Lo que hace un libro de texto es operacionalizar lo que para el alumno se considera necesario de los planes y programas de estudio, pero en esta ocasión no hubo cambios a planes y programas de estudio", señala la vicerrectora de la Universidad Iberoamericana.

Los libros vigentes derivan del plan de estudios de 2011. Y aunque hubo una reforma en 2016-17, no derivó en un cambio.

A Schmelkes le preocupa la calidad de los materiales resultantes dado los plazos tan cortos para su elaboración. Plantea que su elaboración requiere no menos de cinco meses si es de autoría individual y de un año, si es colectiva.

Critica que se hayan emitido las convocatorias de contenido y gráficas por separado, cuando lo gráfico complementa al texto escrito: "¿cómo va a ensamblar la parte gráfica y el texto?".

En algún momento, agrega, deberían liberarse las primeras versiones para poder escuchar los desacuerdos.

"Desde luego objeciones argumentadas y fundamentadas, y se pueden enriquecer como consecuencia y de esa manera nos acercamos a unos libros que reflejen el consenso", plantea.

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