Negocios
El home office podría incrementar el PIB del país
Tras la pandemia se aceleró la adopción de nuevas tecnologías, lo cual podría impulsar las economías del mundo, pero el crecimiento no será parejo: los países en desarrollo están en desventaja.
Tras la crisis generada por la COVID-19 ha acelerado un cambio tecnológico que bien podría impulsar la productividad en gran parte del mundo, estimulando el crecimiento incluso en economías maduras como las de Europa y Estados Unidos.
Ya sea en las cocinas de los restaurantes, las fábricas o los centros logísticos del comercio electrónico, la pandemia ha acelerado la adopción de robots, inteligencia artificial y otras tecnologías que, en teoría, liberan a los trabajadores de tareas manuales o repetitivas para centrarse en labores de mayor valor.
Al mismo tiempo, la computación en la nube y el software de videoconferencias han permitido la transición al trabajo desde casa en innumerables empresas, lo que ha reducido el tiempo invertido en desplazamientos y, se dice, está generando dividendos para las empresas.
Una investigación publicada por el McKinsey Global Institute a fines de marzo sugiere que la combinación de estas tendencias podría aumentar el crecimiento de la productividad en Estados Unidos y Europa occidental en cerca de un punto porcentual anual en los próximos tres años, duplicando con creces la tasa prepandémica de crecimiento.
Cuando las medidas por el coronavirus obligaron a trabajar desde casa, los empleados de una dependencia gubernamental en Hong Kong tuvieron dificultades para crear los mapas y dibujos que necesitaban para el mantenimiento y la planificación de la ciudad, entonces Insight Robotics Ltd. adaptó su tecnología de análisis impulsada por inteligencia artificial (usualmente utilizada para la detección de incendios forestales) para automatizar el proceso.
El personal, que solía pasar horas dibujando, ahora puede dedicar más tiempo a analizar los datos que necesita, explica Rex Sham, cofundador de Insight Robotics: "No necesitan hacer algo que los trate como robots humanos y pueden utilizar su cerebro para hacer algo más creativo y valioso".
"El verdadero potencial para una revolución es trabajar desde casa", asegura Robert Gordon, profesor de la Universidad Northwestern. Gordon, autor del libro The Rise and Fall of American Growth, expone que las tecnologías actuales como el iPhone y el Internet han sido mucho menos transformadoras que las innovaciones anteriores como la refrigeración o el agua potable en los hogares. Y se apresura a lanzar una advertencia: "Va tomar mucho tiempo para que la economía se adapte en las áreas que están siendo severamente afectadas por el trabajo desde casa, como el transporte público y los edificios de oficinas en los centros urbanos".
De manera similar, algunos países pueden estar más aventajados que otros. En Estados Unidos, la tasa de aumento de la productividad total de los factores (una medida que explícitamente indica los efectos de la innovación tecnológica), subió de un promedio de 0.6 por ciento entre 1990 y 1995 a casi un dos por ciento en promedio de 1996 a 2004, impulsada en buena parte por la informatización y el internet, señala Kindberg-Hanlon, del Banco Mundial.
No aplica el mismo caso para todos pues el crecimiento de la productividad en Europa tuvo una tendencia a la baja en el mismo periodo por razones que incluyeron una adopción más lenta de nuevas tecnologías de la información y mercados laborales más restrictivos.
"Si bien muchas economías avanzadas están bien posicionadas para ver mejoras en la productividad en algunos sectores, muchas economías emergentes y en desarrollo pueden tener dificultades para cosechar estos beneficios debido a la limitada cualificación, la falta de infraestructura como internet de alta velocidad y otros facilitadores de la conectividad digital y escaso acceso a la financiación", apunta el economista.